La revista británica de política y cultura The New Statesman, publicada en Londres desde el 12 de abril de 1913, ha marcado sus más de 108 años de historia con cambios de estilo. Como todo tipo de publicaciones impresas, que entraron en la tercera década del siglo XXI, la publicación sigue las exigencias de la época y la necesidad del uso de nuevas tecnologías. Habiéndose convertido en un híbrido impreso-digital, The New Statesman, una de las publicaciones más influyentes y respetadas de Gran Bretaña, a pesar de su conservadurismo británico, se ve obligado a cambiar. Los cambios también afectaron la forma externa de la marca: su logotipo, que no solo cambió drásticamente, sino que también comenzó a reflejar la ortografía correcta del nombre en inglés. Los cambios afectaron a todas las áreas de la identidad visual. El sitio web ha adquirido elegancia y ambición, completando el proceso de cambio provocado por la expansión de su alcance: la expansión internacional de su propio periodismo eminente.
El nuevo diseño proporciona soporte visual, informativo y digital para este importante evento. Cumple plenamente los requisitos de las modernas tecnologías digitales e impresas. El famoso diseñador europeo Mark Porter participó en el desarrollo de una nueva identidad junto con el equipo de publicación. El nuevo look creado ha resultado moderno con una demostración de «vinculación» a más de un siglo de historia de la publicación. La fuente elegida para el logo tiene un toque clásico y pura elegancia británica. Su creación se inspiró en las publicaciones de The New Statesman de la posguerra. El esquema de color rojo cálido se tomó de la portada de la edición de 1958, que se lanzó por primera vez en color en ese momento.
En contraste con el logotipo inicial, su sucesor incluía el artículo definido «The», que «encontró» su lugar en el medio de la pierna izquierda «N». Así, se solucionó el problema de la sobrecarga visual del título. La composición en sí se ha beneficiado enormemente de estos cambios, haciéndose menos pesada y más legible.
La configuración del diseño estuvo fuertemente influenciada por el deseo de transmitir por igual el lado estético y funcional de la apariencia de la marca. Puede evaluar el resultado visitando el sitio web de la empresa, que no solo ha experimentado cambios visuales, sino que se ha vuelto más simple, adaptable y con una funcionalidad intuitiva. Su revisión tuvo en cuenta los deseos de los lectores y se rediseñó teniendo en cuenta el cómodo uso para ellos.